viernes, enero 19, 2007

Saliva y semáforos



Cuando le conocí me dió miedo. Me desconcertaba.
Tocaba todos y cada uno de los semáforos que encontraba y luego escupía, pero su conversación era amena.
Era un tipo inteligente pero le gustaba tocar semáforos y escupir, a otros les da por robar o matar.
El no hacía daño a nadie sólo hacía su rutina.
Tenía un anecdotario tremendo y sabía hacer agradable cualquier explicación, por ardua que fuese. Pero tocaba semáforos y escupía después.
Su mujer se había marchado de casa con su hija pequeña. No se si esto fué antes o después de lo de los semáforos. Sus ojos estaban como cubiertos por un velo blanco, algo parecido a las cataratas, tristeza decían. Sonreía pero nunca le escuche reir abiertamente.
Decían que tenía dinero ahorrado y que vivía de las rentas. La verdad es que no trabajaba, unicamente se dedicaba a pasear y a tocar semáforos.
Me recordaba a Martini, de la película "Alguien voló sobre el nido del cuco". Llevaba siempre sus "Converse All Star" con los lazos de los cordones demasiado largos, tanto que los pisaba en ocasiones. Parecía siempre recién salido de la ducha. Vestía con una elegancia innata, dentro del desastre. Los parches o cosidos de su pantalón tenían cierto
estilo.
Y hablaba como él, a veces susurrando, despacio y en un tono bajo como si estuviera en otra cosa.
En ocasiones hablabamos de música o de poesía mientras caminábamos por el barrio. Cuando charlaba conmigo nunca me miraba a la cara, sólo tocaba semaforos y escupía y a la vez repetía poemas o letras de canciones.
A mi hermano le regaló una especie de canica del tamaño de una pelota de ping pong.-"Te dirá por dónde ir"- le dijo. Y algo le debió decir porque se marchó a vivir a Mejico. Ahora trabaja en una agencia de publicidad del DF. Hace años que no nos vemos.
En una ocasión me armé de valor y le pregunté por qué tocaba los semáforos y luego escupía. Me miró y cogiendo mi mano la acercó para que lo probara, pero no lo hice, me resistí con fuerza como si fuera a quedarme atrapado en su misma rutina maniática.
No se metía con nadie. Y no se dirigía a nadie si no le hablaban primero. Sonreía a los niños y acariciaba a los perros callejeros, que en ocasiones le seguian olisqueando sus salivazos.
En una ocasión salvó a una niña de un atropello, pero nadie se lo agradeció.
Hace tiempo que no le veo.

martes, enero 09, 2007

Quo Vadis?



Me he levantado con un resacon del ocho.

Anoche estuvimos en una especie de enoteca en el Trastevere y después de una ingente cantidad de vinos blancos el tío se empeño en que probasemos su colección de grapas. Ya me conoces. Acabé potando por las esquinas. Pero antes por lo visto, tuve un glorioso intento de ligue. Apoyado en una moto y con un helado de chocolate chorreandome por el brazo, intentaba con bastante soltura, segun me dicen éstos, enrollarme a dos italianitas fashion victims. El resultado fue obvio.


Joder, cuando aluciné fue antes de ayer.
Me fui solo a las catacumbas de San Calixto. Están muy cerca de la casa de Bruno. Ya habíamos estado, así que me dediqué a pasear por la vía Apia antigua.
Era como estar en una peli de romanos. Ruinas a los lados, adoquines en el suelo y a lo lejos Roma. El campo estaba precioso y no hacía demasiado calor. Desde los jardines que rodean la catacumbas hay un camino entre cipreses hasta la Iglesia de Domine, quo vadis?
Decidí pasarme. Sobretodo por que el camino era una pasada.
Nada mas salir del recinto de las catacumbas se me unió un grupo de monjas polacas.
Eran jovencísimas.
Igual no eran monjas. No se, el caso es que debían ser de alguna congregación religiosa.
Iban vestidas como monjas....lo serían....Bueno, yo que se. El caso es que venían detras de mi.
Iban bromeando entre ellas y riendose. Me calleron bien.
El entorno y la paz del caminito, la brisa y la campiña romana, le daban a la escena un rollito muy especial.
Cuando llegamos a la iglesia , las monjitas entraron. Yo me quedé fuera contestando una llamada de Stivi. Quedamos para cenar en el Campo di Fiore.
Cuando entré, estaban cantando. Me sente al final y flipé.
La iglesia tan pequeña y las voces que cantaban en polaco eran increibles. Me emocioné. A lo mejor eran de un coro.
Me quede allí casi una hora. Realmente encantado y con una sensación de paz interior, alucinante. Ya sabes que no soy muy religioso, pero allí sentado me encontraba realmente bién.
Cuando salí de allí estaba como embobado. Regresé a casa caminando. Me duché y me pillé un taxí para ir a cenar. Se me hacía tarde.
La verdad es que esta ciudad me está encantando. Ya te seguiré mandando correos. Espero que las cosas vayan cada vez mejor. Hoy comemos en casa de una amiga de Bruno. Por lo visto es una actriz italiana bastante conocida aquí. Ya te contaré.
Ciao.

miércoles, enero 03, 2007

Algunos propósitos para un nuevo año

1. No volver a comprar la revista Rolling Stone

2. No ver tanta televisión

3. Grabar lo que compongo

4. Leer mas despacio

5. Ahorrar lo mínimo para vivir

6. Desconectar

7. Escuchar con algo de atención la música que se hace ahora

8. Desabollar el coche

9. Cambiar el colchón

10. Ordenar los armarios

11. Salir mas

12. Pagar lo que debo