El viernes me pasó una cosa increíble. Los chicos habían hecho un dado de cartón, del tamaño de una pelota de tenis y lo tiraban jugando a adivinar lo que iba a salir. Yo les miraba por encima de las gafas.
_Di un número _me gritaron. _Siete_ dije, y salió siete. Nos reímos y repitieron la jugada. Esta vez dije cuatro y salió cuatro. Fue una serie de quince números seguidos los que acerté sin llegar a fallar. No quise probar mas, me estaba asustando. De camino a casa hice una quiniela pero como puedes imaginar mi puto Atleti me la jugó (entre otros).
Está clarísimo que el corazón es mas fuerte que el poder mental....(Y eso que casi empatamos al final).