jueves, octubre 19, 2006

Roy Orbison


Eme tocaba la guitarra en el Retiro. No lo hacía por dinero. De hecho siempre devolvía las monedas que le echaban. Pero si tocaba por necesidad. Realmente necesitaba, de vez en cuando, coger los trastos y colocarse en el paseo del estanque a pasar la tarde con su Ovation entre los brazos.
Mientras tocaba, no pensaba en otra cosa. Simplemente tocaba. Aquel jueves hacía calor. A Eme le encantaba observar, escuchar los comentarios de la gente, mirarles a la cara y diferenciar a los turistas de los demás. Era curioso ver como ejercía una extraña atracción hacia los perros y los niños. Siempre se le acercaban. Eme vivía en O’Donell, muy cerca del parque. Desde que volvió de Nueva York no pasaba una semana sin que se acercara al Retiro. No era Central Park, pero se lo recordaba. Del otro lado del estanque llegaba el eco de los tambores. Los inmigrantes africanos siempre se colocaban allí, al sol, y a veces le servían a Eme de base rítmica para sus canciones. A menudo se encontraba a antiguos conocidos. Le hacía gracia ver la cara que ponían al verle allí. Algunos se hacían los locos y pasaban de largo, extrañados y compadecidos de verle pidiendo. Otros le saludaban y Eme se extendía en explicaciones, pero nunca se justificaba por estar tocando en la calle. Aquel día se sentía raro. La luz era distinta. Le costaba enfocar la vista con claridad. Era la misma sensación que tenía en las tardes de toros. La luz que desprendía el albero al llegar al tendido, le parecía igual de irreal que la que ilumunaba el Retiro esa tarde de invierno. Afinó la guitarra muy despacio, gustándose. Mirando a la gente pasear. Inventaba mentalmente historias de los tipos que pasaban delante de él. Les sacaba parecidos razonables. Así aquella tarde vió al yuppie de American Psicho, a un clónico de Muddy Waters, al mismisimo Frank Sinatra y a Juan Belmonte. Empezó a tocar. The Band, Bob Dylan, Tom Petty....lo mas apropiado para una tarde unplugged en el Retiro. Después de the weight, paró un momento a encenderse un cigarrillo. Buscó las cerillas en su chupa, luego en los bolsillos del pantalón y en el casco de la moto después, pero no, no tenía.Miró a su izquierda. Un tipo de pelo y gafas especialmente negros le alargaba un mechero encendido. Aspiró con fuerza y le miró sonriendo para darle las gracias. Eme se quedó helado. El tío era igual que Roy Orbison. No era como otras veces, un parecido lejano al que él acercaba al original en un juego entretenido. No. Esta vez el tío era igual, igualito. Eme sonrió y “Roy” le devolvió la sonrisa. Una sonrisa igual en un careto igual. Eme se descojonaba por dentro. Podías encontrarte parecidos asombrosos, pero siempre dentro de un orden. Pero lo del tío este era alucinante. Roy Orbison no es que tenga un aspecto físico muy común que digamos. Ese pelucón negro, esas gafas enormes y ese careto como de cera. Pero el tío este es que era clavado. Llevaba incluso un medallón en el pecho con una cruz y unas botas de piel de serpiente. Eme se partía el culo. Le alucinaba que a un tío le diera por pasear disfrazado de Roy Orbison por el Retiro. Si por lo menos fuera de Michael Jackson o de Elvis. Pero si a Roy Orbison no le conoce ni Dios en España. Pues ¡que va, que va!, de Roy Orbison, con dos cojones.A Eme realmente le divertía la situación. Intento recordar alguna cancion suya, pero sólo pudo acordarse de una estrofa de Thunder Road de Springsteen en la que se hablaba de él. Empezó a tocarla. El tío sonrió otra vez. Levantó el pulgar con aprobación y se perdió entre los puestos de tarot. Eme se sentía divertido. Necesitaba contarlo. Continuó un par de horas mas en el banco de madera y luego recogió los trastos. Llegó a casa cerca del mediodía. Puso lo tele y se derrumbó en el sofá. Eme seguía con la imagen del Roy Orbison del Retiro en la cabeza. Alargó el brazo hasta el cajón de cartón donde tenía los discos. Los pasó lentamente hasta que sacó uno. Travellin’ Willburys. Miró la foto de la portada y se rió, esta vez con una gran carcajada. Sonó el telefono. -¿Sí?- contestó - Hola tío que tal...Joder me ha pasado una cosa alucinante...He visto a un menda igual que Roy Orbison....Oye....¿Ramón?...¿estas ahí?- por unos segundos nadie contestó. Luego Ramón dijo, dijo -Pon la tele. Pon telemadrid ahora mismo- y después la señal de comunicando. Había colgado. Eme buscó el mando a distancia de la televisión. Pasó los canales, plus, antena tres, telemadrid. Subió el volumen. Ahí estaba. El auténtico Roy Orbison, en blanco y negro, tocando only the lonely. Segundos después el locutor del telediario con la imagen de Orbison congelada en un pequeño recuadro a su derecha. - Hoy ha muerto el autor de pretty woman.....- Eme apagó la tele. Cogió la acústica y empezó a tocar. No volvió a comentar a nadie lo del tío del Retiro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

guaaayyyy