miércoles, octubre 18, 2006

el campo de sueños


Fue el mejor partido de mi vida. Habíamos quedado, como siempre, en el campo de La Sorda. Hoy es una coqueta urbanización de adosados a la altura del ciento y pico de la calle Paseo de la Habana y la calle Honduras.
Entonces era un descampado bastante plano con algún olivo en los márgenes, que nos servía de perfecto campo de sueños. Fué un sábado de febrero, bastante frío pero muy luminoso. Vidarte, Guillermo Burkholz, el chino, Juan Carlos Moreno, Robledo, Manu y yo.
Nos había fallado medio equipo y los contrarios tampoco eran los reglamentarios, así que decidimos jugar un partidillo en el campo pequeño, menos uniforme pero del tamaño adecuado para un siete contra siete.
Lo primero era buscar las piedras que nos hicieran de postes y pintar con un palo las áreas y el perímetro. Para evitar discusiones. Nos cambiamos de ropa y dejamos las bolsas debajo de uno de los olivos. Me encantaba la sensaciòn de frío en los pulmones con las primeras carreras. Para empezar Robledo de portero, luego nos iríamos turnado. El chino en el centro de la defensa con Vidarte y Manu a sus lados. Juan Carlos Moreno de organizador y Burkholz y yo de delanteros.
Burky y yo llevabamos puestas nuestras camisetas del atleti, Juan Carlos un polo azul, el chino la del madrid y Vidarte iba del Barsa. Manu con el chandal del colegio y Robledo con su flamante camiseta roja del Manchester United, con el cuello blanco camisero, una pasada. Ningún sábado éramos los mismos pero el orgullo de equipo se mantenía intacto. El partido comenzó mal para nosotros. Recibimos el primer gol al poco tiempo de haber sacado de centro. El chino se desesperaba dando órdenes y Vidarte enrojecía por momentos. Burkholz entraba una y otra vez por la izquierda, pero los pases salían trabados. Burki era una especie de cruce entre Roberto Martínez y Ayala. De piernas larguísimas y regate feo pero efectivo. Dos detalles de Juan Carlos Moreno nos pusieron a volar.Un prodigioso control en el medio del campo y un pase al hueco mirando al lado contrario, como años después haría Laudrup, nos hicieron perder el miedo a un equipo aparentemente de mas enjundia que el nuestro.No cejabamaos en el empeño y los primeros tiros a puerta no tardaron en llegar.Todo nació en él. Era un jugador maltratado durante mucho tiempo por la grada de cotillas del patio, que no le perdonaba su supuesta desgana. Pero de un tiempo a esta parte el chico se había revelado como un futbolista de altos vuelos, potente, hábil, que desbordaba, imaginaba, inventaba y resolvía perfectamente desde su reino en el centro del campo. Sus detalles nos hicieron tocar a rebato y sacar los colores al hasta ahora intocable equipo del Santa Marca. Yo tuve la suerte de meter el primero y efectivamente fue pura suerte. Deambulaba en el primer palo, echando espumarajos y un tanto asfisiado cuando me encontré con un balon rechazado por la piedra-poste contrario. Seguramente estaba en fuera de juego pero en un campo ligeramente cuesta abajo y con algún que otro cascote, no se podía seguir un estrecho reglamento. Después de los abrazos de rigor y el saque de centro empezó el vendaval de juego. Robledo lo paraba todo. De hecho no quiso que rotaramos el puesto y estuvo allí entre las piedras, todo el partido. Vidarte era Beckenbauer. Que control y que elegancia. Manu le hacía perfectamente la cobertura al chino, que mandaba en el centro del campo. Guillermo y yo recorríamos una y otra vez las bandas dando pases que remataban con peligro Juan Carlos o el chino. Los goles que nos metían los respondíamos inmediatamente con otro. Siete a siete. Fue perfecto, llegó un momento en el que hubieramos seguido jugando el día entero. Nos divertíamos, no queríamos ganar, el empate era lo justo. Ni una mala patada, deportividad. Era el germen del fútbol. Sin público. Jugábamos para nosotros, imaginándonos estadios repletos de aficionados aplaudiendo. Seguramente sea un recuerdo insignificante, pero por alguna razón pervivió en mi memoria de una forma tan clara que lo hace extraño y mágico a la vez. Puede que hayan pasado treinta años de aquello y aun lo recuerdo perfectamente. Tengo grabada la imagen de mis compañeros exactamente igual a como estaban ese febrero de mil novecientos setenta y cinco. Aunque compartimos muchos años mas de estudios y fútbol, les recuerdo a todos con trece años, al menos es curioso. Tal vez ese año tenga cierta inflexión espacio temporal en nuestras vidas. Palmó Franco, vimos el exorcista y tiburón.Ron Wood entra en los Stones, Neil Young saca Zuma.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

esperando nada,aqui esta el Guille.Si el "Burki patilargo"Recuerdo el campo de la sorda,total,ahora no se seguro quien eres.Es igual gilermez04@hotmail.co.uk Dame 1 toke si te parece.

Anónimo dijo...

Ahora que recuerdo,no te di 1 pase de tacon,la devolviste de pared y di 1 pase magistral que peinaste para que Moreno marcara 1 gol de epoca???Buen partido,memorable.

Anónimo dijo...

Ese Juanma,me como el cerebro mazo.no hay 2 G.Burkholz en ningun sitio,y pa que nadie recuerde mi peta,y aun mas"el apellido".Hemos ido al mismo colegio,fijo.A cual???